El Método Sac-bé es un sistema energético-corporal que consigue con su aplicación, primero, el reconocimiento, y posteriormente, el restablecimiento del campo de circulación de filamentos que configura los rasgos definitorios de cada persona, conectando los órganos de nuestro cuerpo entre sí y con los diferentes centros vitales de nuestro campo energético. Armonizándonos con el Universo a través de acciones sobre el cuerpo físico, emocional, y espiritual. Siendo por ello, un método de trabajo holístico que considera y trata a la persona, no como un conjunto de partes, sino como una unidad integrada.
El método Sac-bé es un proceso que consigue, a través del trabajo sobre el recorrido energético de la persona, la creación de un estado vibracional, que nos permite descubrir nuestras emociones, y su relación con nuestro cuerpo y con nuestro ser de luz.
Es posible gracias a la capacidad del pueblo Maya por desarrollar el trabajo y dominio de la energía mental, lo que le permitió conocer y utilizar esa energía como ninguna otra tradición. Además su vinculación con el Universo a través de la observación y el estudió del cielo y la Naturaleza, le hizo llegar a una especial concepción del ser humano, que le llevo a conocer y saber que no es más que una proyección de energía, y que ésta no vive de manera independiente y aislada de los demás seres, sino más bien al contrario, en una relación de interdependencia, y que toda energía gira y proviene del equilibrio de la energía Solar, K´inan el espíritu.
Para poder conocer nuestra energía debemos saber que, ésta, circula por nuestro cuerpo en el sentido contrario a las manecillas del reloj. Entrando por la planta del pie izquierdo, y realizando un recorrido ascendente hasta llegar a la coronilla desde donde desciende hasta la planta del pie derecho. Que la energía entra por un punto y sale por otro, pero no toda ella abandona nuestro cuerpo sino que al llegar a nuestro pie derecho aquella energía que todavía cumple función en nuestro cuerpo retorna para realizar de nuevo el recorrido energético y redistribuirse, y la energía que ya cumplió su función sale para armonizarse en el Universo.
El recorrido y redistribución de nuestra energía se realiza a través de tres cordones o filamentos que inician en nuestro pie izquierdo, haciendo el recorrido ya mencionado. Estos tres filamentos se encuentran separados entre sí en los adultos (en los niños se encuentran unidos hasta ciertas edades). Estos filamentos son cada uno de un color: dorado, blanco, y plateado. El dorado representa nuestra parte espiritual o esencial. El blanco representa nuestra parte mas física o corporal. Y el plateado representa nuestra parte emocional o alma. Así el conjunto de estos tres a través de su recorrido, es nuestro Sac-bé.
Estos filamentos forman parte de nuestro ser y nos acompañan a través de las diferentes vidas. Por ello podemos encontrar niños con sus filamentos separados desde temprana edad, lo que nos facilitará información adicional sobre su persona.
Al empezar a trabajar de manera consciente con nuestro Sac-bé, se generará una envoltura de color amarillo o dorado que contendrá nuestros filamentos a lo largo de su recorrido, lo que producirá ligeras mejorías en la persona. En pequeñas molestias físicas que desaparecerán, en algunas angustias existenciales que disminuirán, o en una visión más clara de nuestra misión o función en la vida. También en un principio se pueden producir reacciones contrarias, dependiendo de la situación energética de cada persona, pero finalmente, con un trabajo constante, se producen las mejorías.
Otra consecuencia del trabajo con la circulación energética es la transformación de nuestros filamentos, en intensidad, tamaño, forma, etc… Esto es algo que se produce con mayor claridad cuando entramos a tomar sesiones de terapia del método o cuando nos iniciamos en él. No obstante el trabajo con los filamentos se puede iniciar personalmente, mientras tenemos ocasión de encontrar la persona adecuada.
Nuestros filamentos están en estrecha relación con nuestros tres cuerpos sobre los que trabajan los Mayas. Estos tres cuerpos tienen su origen en la concepción de que el ser humano es una proyección de Energía.
En primer lugar tenemos el Wuinclil (ser de vibración), por lo que podríamos decir que el cuerpo es un ser vibrante de energía; es el más denso de los tres y se relaciona con el filamento Blanco. Podemos decir que cuando nuestro Wuinclil está afectado ya hay todo un proceso de enfermedad avanzado.
En segundo lugar tenemos el Pixán (la materia), es el alma, es la envoltura del cuerpo. Que a diferencia de la Energía Universal que todo lo sostiene K´inan (que es invisible), el Pixán que se puede materializar a través de la mente (es visible), es la manifestación de ese ser vibrante de energía (Wuinclil). Se relaciona con el filamento plateado. Es el inicio de la somatización en enfermedades, pero todavía se pueden prevenir.
Y en tercer lugar tenemos el Ol (la causa, el ego), es el espíritu, es lo que da origen de la existencia humana, de la vida, es la energía en sí. Por él entran los vientos o corrientes de aire, y comienzan a afectar la energía. Se relaciona con el filamento dorado y es el más sutil de los tres. Todas las somatizaciones o problemas se originaran en el Ol.
Los daños en el ser se originan por los vientos que se alojan en la energía de la persona. Así lo entienden los Abuelos y sobre ellos trabajamos en el método Sac-bé.
Cuando trabajamos sobre nuestra energía o sobre la energía de otra persona relacionaremos los distintos filamentos con los tres cuerpos energéticos, y aprenderemos a leer en la energía de las personas en sus filamentos.
El objetivo que se consigue con su aplicación es descubrir el mapa energético-corporal de cada persona para así poder desarrollar acciones concretas que nos lleven a una armonización integral de nuestro ser. Consiguiendo una transformación de la persona tanto en su actitud, como en su relación con su entorno.
El método, propone mediante la circulación energética, implicar a la persona en su totalidad a consolidar la confianza en si misma, y extendiéndose a todos los aspectos de la vida del individuo.
Su aplicación va dirigida a todo tipo de personas, de cualquier edad, que esté dispuesta a realizar ese viaje a su interior para conocerse, fortalecerse y sanarse.
Los resultados obtenidos son variados y profundos. En el cuerpo: Activa la circulación sanguínea; regenera, revitaliza y renueva el tejido celular; relaja y ayuda a conciliar el sueño; activa el metabolismo celular; centra e integra el sistema neuro-muscular. Y en el sistema energético, gracias al reestablecimiento del campo de circulación de filamentos: Ayuda al trabajo de autoconocimiento de la conciencia emocional; favorece la conexión consciente del cuerpo, la mente, y el espíritu; induce a la autorecuperación de zonas desarmonizadas; fortalece y establece el tono energético; nos acerca a la percepción de nuestra naturaleza primigenia.